Es esencial para la felicidad y el progreso futuro de la humanidad no volver a las antiguas y erróneas formas políticas, religiosas y económicas. En consecuencia, al ocuparnos de estos problemas, trataremos de señalar las condiciones erróneas que han llevado a la humanidad al presente estado de desastre y casi de cataclismo. Tales condiciones fueron el resultado de los credos religiosos cuyo modo de pensar no progresó durante centenares de años; de los sistemas económicos que ponen el énfasis sobre la acumulación de riquezas y las posesiones materiales y dejan todo el poder y los productos de la tierra en manos de una exigua minoría. mientras el resto de la humanidad lucha por la mera subsistencia; de los regímenes políticos, manejados por políticos corrompidos, por gente de mente totalitaria, especuladores y aquellos que ambicionan posiciones ventajosas y poder, porque aman más eso que a sus semejantes.
Es menester que se presenten estas cosas en términos de bienestar espiritual para la humanidad y que se dé una interpretación más exacta del significado de la palabra espiritual. Ha pasado ya el momento en que se podía trazar una línea divisoria entre los mundos religioso, político y económico. La razón de la corrupción política y el planeamiento ambicioso de la mayoría de los hombres más descollantes del mundo, puede hallarse en el hecho de que las personas espiritualmente orientadas no han asumido –como deber y responsabilidad espiritual- la dirección de los pueblos. Han dejado el poder en malas manos y han permitido que dirijan los egoístas y los indeseables.